Siempre me recuerdo con ella, cuando éramos pequeñas íbamos juntas a la escuela, y luego salíamos juntas a comernos la merendilla. Recuerdo merendar a veces pan reciente con aceite, recién escurrido de las aceitunas en la prensa de su padre, mi tío Pepe, q.e.p.d. Luego de adolescentes vivíamos en la misma calle y pasaba cada día a llamarme para ir juntas al instituto. Y de jovencitas, estudiábamos magisterio en Cáceres y vivimos en el mismo piso.
También fui su complice en sus amores con su marido. Así que no se que más puedo decir, que la quiero mucho y que espero que le guste su regalo.
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